Vaca Muerta: revive lentamente la actividad

En junio se completaron 196 etapas de fracturas, pero todavía está lejos de las 712 de febrero. De todas maneras, gremios y empresas exploran una salida conjunta a la crisis: jubilaciones masivas.

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La actividad de los hidrocarburos en Vaca Muerta revive lentamente a medida que se levantan las restricciones al aislamiento obligatorio en el interior del país. En junio pasado se completaron 196 etapas de fractura, lo que marcó un crecimiento del 600% frente a mayo, un mes donde prácticamente no hubo tareas de campo.

Aunque hoy todas las compañías energéticas sufren los embates económicos y financieros por el COVID-19, los empresarios se las ingeniaron para no detenerse ante la crisis y apuestan a una recuperación una vez superada la pandemia.

Según un informe elaborado por el country manager de NCS Multistage, Luciano Fucello, la compañía de servicios especiales Halliburton encabezó en exclusivo los trabajos en los pozos.

El CEO de Shell Argentina, Sean Rooney, había anticipado que en medio de la pandemia se continuaría con la perforación de nuevos pozos en los bloques de Sierras Blancas, Cruz de Lorena y Coirón Amargo Sur Oeste. En junio Shell completó 148 etapas.

En tanto, Chevron avanzó con su proyecto piloto en el bloque El Trapial, con 48 etapas, para reconvertir el área convencional en shale.

 Si bien las 196 etapas de fractura son alicientes, en el sector recuerdan que todavía se está muy lejos de las más de 400 mensuales en promedio que se registraban antes de la pandamia y mucho más distantes de las 712 etapas de febrero último.

A su vez, alertan que el regreso a Fase 1 en el AMBA y la parálisis de casi 17.000 trabajadores petroleros podrían afectar la actividad de julio. Al mismo tiempo, otras operadoras extranjeras ya están listas para volver a la fractura hidráulica.

En este marco, se conoció que YPF incorporará 22 equipos a sus operaciones en Santa Cruz, que permitirán reactivar progresivamente la actividad en los yacimientos que opera en esa provincia patagónica. Implicará el regreso a la tareas de unos 150 operarios, más otros cientos empleados indirectos.

Por su parte, desde el sindicato de petroleros que lidera Guillermo Pereyra reiteraron que la situación es “fatal”. Los trabajadores aceptaron una fortísima reducción salarial a cambio de sostener los empleos y casi 17.000 permanecen “stand by” en sus casas, a la espera que los convoquen. En nuevo convenio firmado por tres meses fija un tope salarial de $60.000 por mes, muy por debajo de lo necesario para vivir en condiciones laborales extremas. El sindicato de jerárquicos de Manuel Arévalo logró sostener el 60% de los salarios netos.

Los gremialistas advierten que muchas empresas ya están cerrando retiros voluntarios. Se calculan unos 2.000 desde el inicio de la pandemia. En este marco, en las cámaras esperan un achicamiento del sector en los próximos meses. Eso implica cierre de empresas y menos trabajadores.

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